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Terapia para adultos

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Terapia para niños y adolescentes

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Terapia para adultos

La terapia psicológica para adultos es un espacio de acompañamiento, comprensión y cambio personal. A través del proceso terapéutico, la persona puede conocerse mejor, comprender lo que le ocurre, aliviar su malestar emocional y desarrollar herramientas para afrontar los desafíos de la vida de forma más sana y consciente.

No es necesario “estar muy mal” para acudir a terapia: cualquier persona que sienta que algo le pesa, le limita o le impide vivir con plenitud puede beneficiarse de este espacio. A veces nos enfrentamos a situaciones complejas (rupturas, duelo, enfermedades, estrés, ansiedad, bloqueos, baja autoestima, conflictos familiares o laborales) y necesitamos ayuda para afrontarlas.

¿Por qué es importante?

A menudo intentamos resolver nuestras dificultades solos, pero hay momentos en los que eso no es suficiente. La terapia no es solo para “curar”, sino también para entendernos, cuidarnos y crecer.

Acudir a terapia es un acto de valentía y autocuidado: te brinda un espacio seguro donde ser escuchado sin juicio, donde poder hablar con libertad de lo que te duele, te preocupa o te confunde.

Con el acompañamiento adecuado, muchas personas descubren nuevas formas de mirar sus problemas, recuperan el equilibrio emocional y se reconectan consigo mismas.

¿Cómo trabajamos en este proceso?

Trabajo desde un enfoque integrador con base cognitivo-conductual, lo que significa que adapto cada proceso terapéutico a las necesidades y características de la persona que tengo delante.

El modelo cognitivo-conductual proporciona herramientas eficaces para identificar y modificar los pensamientos, emociones y conductas que generan malestar.

A partir de esa base, ajusto la intervención según cada caso, ofreciendo un acompañamiento personalizado, respetuoso y flexible, que tenga en cuenta tu historia, tu ritmo y tus objetivos.

¿Cómo son las sesiones?

Cada sesión es un espacio para ti. Nos enfocamos en tus objetivos personales, en el ritmo que necesites, sin presiones ni juicios.

En el proceso terapéutico trabajamos en conjunto para entender lo que te pasa, darle sentido, y encontrar herramientas que te ayuden a sentirte mejor y vivir con más equilibrio emocional.

El objetivo no es solo resolver un problema puntual, sino también fortalecer tu autonomía emocional, tu autoestima y tu bienestar a largo plazo.

Terapia para niños y adolescentes

La terapia infanto-juvenil está pensada para acompañar a niños, niñas y adolescentes en su desarrollo emocional, cognitivo y social, ayudándoles a comprender lo que sienten, mejorar su bienestar y fortalecer sus recursos personales.

A través del trabajo terapéutico, abordamos dificultades como la ansiedad, la tristeza, los miedos, los problemas de conducta, las dificultades escolares, la baja autoestima, las dificultades en el manejo de emociones o las relaciones familiares y sociales.

¿Por qué es importante?

La infancia y adolescencia son etapas de cambios intensos y una profunda construcción emocional. Se trata de un tiempo de crecimiento, autodescubrimiento y transformación, formando parte de las bases que influirán en cómo se relacionan con el mundo y con ellos mismos en la vida adulta. 

Por eso, cuando atraviesan momentos difíciles como dudas, inseguridades, conflictos internos, dificultades en las relaciones, problemas de aprendizaje, separación familiar, duelo. se construyen muchas de las bases emocionales que influirán en la vida adulta, la intervención temprana puede marcar una gran diferencia.

Acompañarles en ese proceso no solo mejora su calidad de vida presente, sino que también previene dificultades mayores en el futuro y les enseña a ver el mundo desde una perspectiva más sana, con más recursos y seguridad. 

Como madres, padres o cuidadores, queremos estar ahí, pero a veces no sabemos cómo acompañar lo que les pasa. Es normal sentir que nos faltan herramientas. Por eso, desde la terapia, os ayudamos a transformar esos momentos difíciles en un proceso de resiliencia, confianza y fortaleza emocional.

La terapia infanto-juvenil está pensada para acompañar a niños, niñas y adolescentes en su desarrollo emocional, cognitivo y social, ayudándoles a comprender lo que sienten, mejorar su bienestar y fortalecer sus recursos personales.

¿Cómo trabajamos en este proceso?

Como psicóloga con enfoque integrador y base cognitivo-conductual, adapto cada intervención a la etapa evolutiva y a las necesidades específicas de cada niño o adolescente.

El enfoque cognitivo-conductual nos permite identificar pensamientos, emociones y conductas que están generando malestar, y trabajar sobre ellos con herramientas prácticas y eficaces.

Desde un enfoque integrador, además, incorporo recursos de otras corrientes (como técnicas emocionales, artísticas, de juego, narrativas o sistémicas) para conectar con cada paciente desde su mundo interno.

¿Cómo son las sesiones?

Las sesiones suelen ser dinámicas, adaptadas al lenguaje y los intereses de cada edad. En los más pequeños, el juego, los cuentos, el dibujo o la dramatización son herramientas fundamentales para expresar y elaborar emociones. En adolescentes, se crea un espacio de diálogo donde puedan sentirse escuchados, comprendidos y respetados.

El trabajo con la familia también es esencial. Por eso, en algunas sesiones se incluye la orientación a padres y madres, para mejorar la comunicación en casa y acompañar el proceso terapéutico desde un enfoque conjunto.